La limpieza con hielo seco es una tecnología que utiliza granos sólidos de CO2, también llamados pellets de hielo seco, éstos trabajan a -79°C, los cuales se aceleran con aire comprimido a una velocidad de aprox. 300 m/s, y alcanzan el objeto a limpiar donde producen un choque térmico puntual.
De este modo, la capa a eliminar se contrae y se desprende del material base. La energía cinética producida elimina la capa de suciedad.
En el choque, los pellets de hielo seco pasan inmediatamente al estado gaseoso (sublimación) y no dejan tras de sí humedad alguna. Dado que los pellets tienen una dureza de sólo aprox. 2 Mohs, no se produce ninguna abrasión y la calidad de la superficie se mantiene.